© Editorial UOC 335 La masificación de la experiencia de Internet
Ello funciona de forma totalmente diferente de la televisión. Ésta construye
una visión pública y la difunde. Podemos debatirla pero es el elemento dispo-
nible.
En Internet existen varias construcciones posibles de la memoria o por lo
menos de la materia disponible para un mayor número de visiones del presente
y del pasado.
A través de una combinación entre la suerte de encontrar una determinada
página, los criterios del buscador utilizado, la permanencia o no de la página
junto con la evaluación personal de los acontecimientos, el usuario construye
su visión de la memoria pública de los acontecimientos pasados.
La cuestión a la que no podemos responder es cuáles serán con el paso del
tiempo las páginas permanentemente disponibles y por tanto cuáles serán las
posibles combinaciones de las diversas perspectivas disponibles.
Como podemos constatar, en el párrafo anterior existe sin embargo una
característica común entre Internet y las bibliotecas y archivos: tampoco en
Internet es posible hablar de memoria sin hablar de olvido.
Como apunta Fausto Colombo (2000), las tecnologías de la información no
son la solución para superar el olvido. Al igual que las anteriores tecnologías,
del libro a la televisión, las nuevas tecnologías no son ni duraderas ni estables.
Internet es un espacio compuesto por una dimensión de archivo pero en él
coexiste al mismo tiempo el olvido, el borrado, la desaparición de la informa-
ción. Tal como las obras de la Biblioteca de Alejandría no llegaron a nuestras
manos, mucho de lo que producimos o vemos en Internet también se perderá.
De este modo, las tecnologías de la información son tecnologías de la memoria
pero también del olvido.
La perennidad de los soportes de información ha sido siempre una cons-
tante en la historia de la humanidad, del libro al disco de ordenador. Lo que
Internet aporta de nuevo es el replanteamiento de cuestiones sobre el olvido y
la memoria pero ahora a la luz de una tecnología sobre la cual construimos a
menudo una falsa idea de infalibilidad.
Internet ha significado para muchos la posibilidad de llegar a públicos idén-
ticos en número e interés a los ofrecidos por las editoriales que operan en el
mercado mundial pero aun así no se ha resuelto la manera de hacer perdurar
esa comunicación en el tiempo.