de los costes de distribución; patrones de consumo; erosión de las ventajas tra-
dicionales de ubicación; eliminación de las ventajas asociadas al tiempo; mayor
competencia por los canales de ingresos; disgregación editorial y publicitaria;
relación directa entre publicistas y consumidores; debilitación de las fronteras
entre material editorial, de publicidad y transacción.
Los medios de comunicación offline tienen tecnologías de entrega claras y
diferenciadas en material, tiempo, función y en relación al lugar. Las emisoras
de televisión operan a través del espectro radioeléctrico y los periódicos utili-
zan el papel. Tienen lógicas temporales propias, pues el periódico puede ser
semanal o diario y el telediario es nocturno. Tienen asimismo una función bien
definida: la radio se escucha al conducir o mientras se estudia, mientras que la
televisión nos acompaña al relajarnos. El lugar también está asociado a la fun-
ción: el periódico se lee fuera de casa –excepto en fines de semana– y la televi-
sión suele verse en casa. En cambio, Internet promueve una única tecnología
de entrega –la digital a través del TCP/IP– que puede ser entregada en cualquier
momento y teóricamente en cualquier lugar, introduciendo una segunda dife-
rencia que es la reducción de los costes de distribución aunque puedan aumen-
tar los costes fijos y de personal.
El material offline en el que se insieren las representaciones simbólicas es
bastante costoso para la distribución: los periódicos deben ser impresos y envia-
dos y la radio y la televisión deben operar o pagar el alquiler de las redes de dis-
tribución de la señal y el alquiler del espectro de emisión. Los medios de comu-
nicación de masas online no necesitan esos mecanismos pues trasladan los cos-
tes de distribución al público, que necesita tener un ordenador, módem, impre-
sora y pagar la conexión, sin olvidar que a menudo imprime para leer, por lo
que hay que añadir los costes de impresión y papel.
Los medios de comunicación de masas online todavía no tienen pautas de
consumo claramente definidas. Se suelen consumir en solitario frente a una
pantalla y están disponibles a cualquier hora del día. Esa indefinición se tradu-
ce en una búsqueda por parte de los propios medios de comunicación de mode-
los que permitan encontrar su papel en el espacio de trabajo y ocio de la pobla-
ción. En una era en la que el marketing de bienes y servicios se asienta en gran
medida en la distinción entre trabajo y ocio es fundamental para las estrategias
de los medios de comunicación de masas comprender el fenómeno del uso de
© Editorial UOC 233 ¿Ha cambiado Internet...
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