2004, Lutfi 2002). En la mayor parte de los casos, una nueva tecnología cons-

tituye una extensión de las anteriores, considerándose en mutación los modos

de producción y no la materia de la noticia producida (Lutfi 2002). En este

caso, cada nuevo medio es el resultado de una metamorfosis de un medio ante-

rior que evoluciona y se adapta a la nueva realidad en lugar de desaparecer

(Fiddler, cit. en Keck 2000).

Aunque a veces lo hayamos olvidado, los años setenta y ochenta del siglo

XX fueron el escenario del desarrollo de dos medios electrónicos para compar-

tir texto e imagen –el videotexto y el teletexto– que pretendían dar respuesta a

necesidades informativas no satisfechas en la emergente sociedad de la infor-

mación (Boczkowski 2000). La apuesta por esos dos medios obedecía aimismo

a dos orientaciones estratégicas, especialmente el seguimiento de la informati-

zación en curso de los modos de producción y distribución, dado el aumento

de la competencia y de los costes de producción asociados a ello y a la crecien-

te heterogeneización de los gustos del público (Boczkowski 2000), el intento de

suplantación del papel como plataforma.

Aunque esos medios de comunicación cumpliesen con los objetivos que se

proponían, no eran comercialmente atractivos debido a algunas limitaciones

logísticas como la velocidad de transmisión relativamente baja o el fuerte pare-

cido entre sus contenidos y el de las plataformas previamente existentes

(Boczkowski 2000).

En los años ochenta, la reproducción de los contenidos ofrecidos por las

agencias de noticias o por los periódicos en papel terminó siendo la práctica

más frecuente en estos dos medios, mientras la creación de contenido concebi-

do específicamente para éstos era un espejismo (Boczkowski 2000).

Paralelamente existen registros de uso de videotexto por parte de periodis-

tas pero sobre todo de particulares para establecer canales de comunicación

entre sí, como en el caso de Minitel (Castells 2003).

En el ámbito profesional, en las redacciones y entre periodistas, el uso fue

marginal, un subproducto no anticipado y relativamente inexplorado

(Boczkowski 2002).

En los años noventa, la masificación del uso de ordenadores personales, el

desarrollo de las infraestructuras de telecomunicaciones y la aparición del pri-

mer navegador a partir de la evolución de Internet (Castells 2003) desencade-

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