de música y las alternativas buscadas por bandas como U2 en la relación que
establecen con iTunes. Como sugiere Bono Vox, vocalista de U2, en el actual
formato de negocio musical las discográficas no están potenciando su relación
con el público (Assayas 2005). De ahí que no nos deba extrañar que hoy viva-
mos años de posturas extremas entre un público que realiza cada vez más
copias ilegales de mp3 y unas discográficas que reprimen judicialmente su pro-
pia base de consumo actual y futuro, los más jóvenes. Como afirma Bono Vox
y lo corrobora el análisis de la estructura de comercialización de CDs (Richieri
2005), el precio de éstos era inicialmente elevado debido a los costes de produc-
ción pero esa situación no cambió con el paso de los años. Un análisis de la
situación actual de la industria musical permite concluir que el modelo que se
diseña no pasará simplemente por la apuesta por un único modelo de relación
entre artistas, discográficas y público sino por varios modelos combinados. Por
un lado, se apuesta por dar más valor a la compra de CDs, al igual que libros o
DVDs, y por otro lado se apuesta por la distribución de música online, ofrecien-
do lo que motiva parte de las búsquedas ilegales de mp3, es decir, las versiones
en directo, acústicas, de estudio, etc. Pero el aspecto más significativo parece ser
el cambio de la filosofía basada en la promoción de productos para profundi-
zar en la relación con los fans. Es decir, las bandas y los músicos tendrán que
tratar cada vez más con su público compartiendo su identidad para asegurarse
la fidelización y la proximidad entre ambos, pues sólo la empatía entre públi-
co y artista(s) puede asegurar la compra en lugar de la descarga ilegal de mp3.
Las implicaciones del cambio de modelo son grandes, especialmente para las
discográficas, que sufrirán considerables problemas en términos de gestión de
catálogos, particularmente de bandas y músicos cuyo ciclo de vida comercial se
considera corto y puede no compensar la inversión. Bandas nuevas recurren
también a nuevas formas de afirmar su identidad a través de Internet antes que
recurrir a un vínculo con una discográfica. Esa relación entre artistas y nuevos
canales de distribución no es materia de futurología, como muestran las prác-
ticas comerciales de U2 con los sonidos polifónicos de teléfonos móviles, las
bandas sonoras para juegos (y no sólo películas) o la personalización de lecto-
res de mp3 (como el black iPod de U2). Por otro lado, la música es hoy un fenó-
meno mucho más extendido que hace 20 años, no sólo porque hay muchas
más radios y lectores de música en nuestros hogares sino también porque han
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