A partir de un conjunto de constataciones es posible argumentar que pare-

ce que se ha ido estableciendo lentamente un nuevo sistema a lo largo de la

última década. Durante ese período hemos asistido al nacimiento simultáneo

de centenares de nuevas publicaciones de prensa y al recurso a las más varia-

das técnicas de difusión de mensajes en un proceso que puede caracterizarse

como los “medios de comunicación preceden al mensaje” (Eco 2001).

En los años sesenta McLuhan argumentaba que los “medios de comunica-

ción eran el mensaje” (McLuhan 1997), lo que significaba que cualquier

medio de comunicación induce a comportamientos, crea vínculos psicológi-

cas, forma la mentalidad de quien lo recibe independientemente del conteni-

do transmitido.

Por su parte, Castells (2002) caracteriza la relación organizativa de los

medios de comunicación actuales basándola en el hecho de que “los mensajes

son los medios de comunicación”, es decir, éstos se moldean en función del men-

saje que se pretende transmitir buscando al que mejor sirve al mensaje y a la

audiencia destinataria. Y como ese mensaje da por supuesto un componente

económico producida por un régimen de competencia, los soportes publicita-

rios se dirigen a quien produce mensajes más apetecibles para el mayor núme-

ro de personas, dando pie a una nivelación de temas y programas entre los

diferentes canales. El canal, o si se prefiere, el medio deja de ser neutro en

cuanto a lo que transmite (Eco 2001).

Por otro lado, los medios de comunicación preceden al mensaje cuando la

aceleración tecnológica produce múltiples canales nuevos que anticipan lo

que debe colocarse ahí, creando un nuevo reto de carácter económico que

consiste en hacer viable la transmisión sin haber determinado qué transmitir

(como en el caso de la televisión interactiva y digital o del CD-ROM interacti-

vo).

Más allá del reto económico existe un importante cambio cultural que

marca un nuevo paradigma de organización comunicativa que también es

visible en el hecho de que la mayoría de los nuevos canales de comunicación

se han presentado al gran público en un proceso de experimentación activa,

en lo que Castells llama “aprender haciendo” (Castells 2002), una práctica

característica de las tecnologías de la información digitales y que puede ejem-

plificarse en los proyectos online de información periodística y su evolución,

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