información es una categoría más precisa que otras igual de fuertes como entre-
tenimiento, espectáculo, vigilancia o riesgo (Hamelink 2004). De ahí que,
como consecuencia de esa crítica, la “información” no sea una categoría sus-
ceptible de definir correctamente las actuales tendencias detectables pues no se
puede establecer una equivalencia directa entre información y poder, por ejem-
plo, del mismo modo que no es cierto que por estar mejor informadas las per-
sonas unas sobre las otras se entiendan mejor y sean menos propensas al con-
flicto. El motivo es que la mayor? de las suposiciones acerca del papel y los efec-
tos de la informaci? y el conocimiento se basan en modelos de causa-efecto que
conciben estos dos conceptos como variables clave en los procesos sociales
como si fuese posible asegurar que se producir·n determinados efectos sociales
por la forma en la que han sido tratados (Hamelink 2004).
Al enfocar la dimensión ética, Hamelink (2004) plantea la cuestión de saber
si un nuevo modelo comunicacional en formación se basará en el derecho a la
información o en el derecho a comunicar, pues el intercambio de símbolos36
entre seres humanos parece estar cada vez menos sujeto a dificultades de espa-
cio y tiempo. Al permitir la comunicación de muchos a muchos, la recepción
simultánea, el cambio y la redistribución de objetos culturales, fomentando el
contacto global instantáneo y situando al sujeto en una relación en red, las
nuevas tecnologías de la información y comunicación están en cierto modo
posibilitando, por lo menos técnicamente, la aldea global de McLuhan (Poster
1999). Hamelink destaca una de las características de las nuevas tecnologías,
© Editorial UOC 142 Los medios de comunicación en la sociedad en red
36. Poster propone un nuevo paradigma que descodifique la dimensión de los intercambios simbó-
licos, recurriendo para ello a la sugerencia del modo de información, basándose en la existencia de
períodos diferenciados por la forma en la que se producen los intercambios simbólicos y en la
importancia que la cultura contemporánea atribuye a la información. Las diferentes fases del modo
de información no son consecutivas pues conviven temporalmente: intercambios mediados oral-
mente - cara a cara; intercambios mediante texto escrito; intercambios mediados electrónicamente.
Para Poster, la cultura occidental tiende a hacer invisible el papel mediador de los medios de comu-
nicación, sin tener en cuenta que las máquinas no son simples transmisoras sino que participan acti-
vamente en la producción de formas diferenciadas de cultura: del sujeto autónomo y racional de la
era de la prensa al sujeto en búsqueda de los 15 segundos de fama en la era de la televisión y el suje-
to creado en la segunda era de los medios de comunicación. A la primera era de los medios sucede la
segunda, la de los medios electrónicos, en los cuales Poster incluye la televisión y los nuevos medios.
Al igual que en McLuhan, los supuestos centrales del análisis de Mark Poster parecen pues remitir a
la visión de la falta de neutralidad de los medios de comunicación y a la idea de que medios tecno-
lógicamente diferentes promueven a través de su uso realidades socioculturales diferenciadas en una
perspectiva de cultura como espacio de formación de identidades (Cardoso 2000).
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