Aunque podamos integrar la dimensión de accesibilidad, una mayor infor-
mación como característica susceptible de marcar el modelo comunicacional
vigente en una sociedad informacional debe equipararse también en cuanto a
su alcance social real. Puesto que la disponibilidad de información depende de
cómo se organiza el sistema de medios, Umberto Eco cree que para analizar la
relación entre disponibilidad de información y modelos comunicacionales hay
que comprender en primer lugar los cambios en la estructura de los medios de
comunicación y su retórica (2000). Sólo a partir de ahí se puede deducir cómo
se traduce esa mayor disponibilidad en cambios reales en los parámetros de
comunicación.
La disponibilidad de información permite una nueva democracia cultural ya
que en las sociedades tradicionales el mundo cultural está dividido en dos par-
tes: productores y consumidores, gente que escribe libros y gente que los lee
(Eco 2000). Las tecnologías de la información, particularmente Internet, lo
cambian de forma positiva, permitiendo que todo el mundo pueda escribir
sobre todo. Pero al mismo tiempo, esa posibilidad de democracia cultural sig-
nifica que existe un aumento exponencial de la información y dado que exis-
ten límites a partir de los cuales demasiada información es igual a ninguna
información, esta puesta a disposición puede tener efectos muy reducidos (Eco
2000). Durante el lanzamiento en Internet del “manual interactivo del saber”,
Eco dijo que Internet puede ser visto como el equivalente virtual del universo
en el que vivimos. Del mismo modo que en nuestro universo físico hay bos-
ques, ciudades y países (de EE.UU. a Burkina Faso), también hay de todo en
Internet, desde páginas nazis a las que nos quieren vender algo, pasando por
las pornográficas. La idea de que sólo a través de la información encontramos
de modo convenientemente más accesible y consultable la solución a nuestros
problemas individuales y colectivos debe pues ser ciertamente suavizada por el
propio contexto de la sociedad en la que vivimos (Eco 1996a).
Antes de la gran difusión de Internet entre la población, las iglesias y las ins-
tituciones científicas, entre otras, tenían la función de filtrar y reorganizar el
conocimiento y la información. Al actuar de esta forma, estos intermediarios
restringen nuestra libertad intelectual pero garantizan que la comunidad acce-
da a lo esencial. Internet nos hace perder el filtro de las instituciones o por lo
menos nos obliga a repensar la necesidad de construir nuevos filtros y también
© Editorial UOC 140 Los medios de comunicación en la sociedad en red
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