Internet. La práctica generalmente difundida es la combinación entre varios
medios en nuestro día a día en casa, en el trabajo, en la escuela o en los des-
plazamientos.
Un ejemplo concreto de esa interdependencia entre medios de comunica-
ción y la apropiación individualizada, aunque socialmente compartida, puede
encontrarse en el análisis de los procesos comunicativos que tuvieron lugar en
España entre los atentados del 11 de marzo en Madrid y el día de las elecciones
generales del 15 de marzo de 2004.
Antes de proceder al análisis de ese trágico acontecimiento cabe recordar un
texto titulado “¿El público hace daño a la televisión?”, donde se argumentaba
(contradiciendo una visión entonces común, entre intelectuales y elites, que la
televisión se configuraba como un instrumento capaz de controlar al público a
través de su mensaje) que aunque un mensaje tenga como objetivo producir
ciertos efectos, puede depararse con situaciones locales, otras disposiciones psi-
cológicas, deseos o miedos y acabar por producir un efecto boomerang (Eco
1985, Philo 1999).
En un artículo publicado en marzo de 2004, Umberto Eco argumentaba que
lo que ocurrió en España después del atentado del 11 de marzo provocaba pre-
cisamente una situación que se aplica a su anterior argumento:
“Los mensajes del gobierno pretendían decir ‘confíen en nosotros, el atentado es
obra de ETA’, pero como los mensajes eran tan insistentes y perentorios, la mayoría
de usuarios interpretaron ‘tienen miedo a decir que fue Al-Qaeda’. (Eco 2004, traduc-
ción propia)
El segundo fenómeno analizado por Eco en la lógica comunicativa que
siguió al 11 de marzo, es lo que él mismo llamó en los años setenta “guerrilla
semiótica” (Eco 1985), es decir, si no se puede tener control sobre el emisor de
la comunicación, por ejemplo un canal de televisión, entonces hay que ocupar
las primeras filas de las salas donde vemos la televisión. La guerrilla semiótica con-
siste en una serie de intervenciones actuando no sobre el origen del mensaje
sino el lugar adonde llega, impulsando a los receptores a discutir sobre el men-
saje, a criticarlo, a no recibirlo pasivamente (Eco 2004b).
En España, el 11 de marzo ya no ocurrió en la era de la televisión, radio y
periódicos, sino en la era en que el sistema de medios había incorporado a algu-
© Editorial UOC 135 Modelos comunicacionales y sociedad informacional
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