Otra dimensión de análisis de la participación entre diferentes países debe
asimismo tener en cuenta condicionantes históricos de carácter global pero
también local. La llamada participación política no convencional se ha convertido
cada vez más en la fórmula de participación más común en nuestras socieda-
des desarrolladas. Las peticiones, boicots y otras formas de acción directa se
están volviendo más habituales. Por lo tanto, debemos atender más a esas
dimensiones de participación que a la afiliación a partidos y sindicatos y la pre-
sencia en manifestaciones.
Sin embargo, a ese nivel de medición de la participación, Portugal registra
cifras todavía más bajas. El índice de participación medido en función de dife-
rentes actividades de compromiso ciudadano y participación en organizaciones
demuestra que Portugal ocupa la posición mas baja en comparativas interna-
cionales entre 22 países de Europa (más Israel). A pesar da su proximidad cul-
tural y geográfica, países como España e Italia presentan un nivel de participa-
ción bastante más elevado.
El contexto histórico de cada sociedad también puede también ayudarnos a
comprender un poco mejor los niveles de participación. Por ejemplo, Inglehart
(2001) sugiere en su análisis de datos recogidos en más de 70 países sobre más
del 80% de la población mundial sobre la participación en democracias conso-
lidadas y nuevas democracias que la poca participación en algunas sociedades
tiene que ver con lo que se viene a llamar efecto post-luna de miel. Después de
épocas de elevada participación ciudadana vienen caídas en la participación o
el estancamiento de la misma, pero la tendencia a largo plazo es de crecimien-
to de dicha participación.
Según Inglehart (2001), los datos demuestran que en 21 países analizados entre
1981 y 1990, y a pesar de que las personas voten con menos regularidad, la opi-
nión pública no se está volviendo más apática sino que parece interesarse más por
la política. Esta opinión puede confirmarse asimismo en los análisis de Castells
(2003a) para Cataluña y Cardoso y Firmino da Costa (2004) para Portugal.
Como muestra el cuadro siguiente (Cuadro 2.15), el interés político ha
aumentado en 16 países y sólo ha disminuido en 4. Portugal y España forman
parte del conjunto de países donde la participación es baja y se ha estancado.
En ambos países se pasó a la normalización democrática después del período de
participación acelerada en los años 70.
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