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la rEprEsEntación documEntal
de los 70 tomaron partido en estas crisis de pensamiento y for-
mas del documental convencional de manera de buscar y ahon-
dar en la relación sujeto/objeto y discurso dentro de su práctica
documental.
Como destacaba el documentalista y artista Juan Downey en
una entrevista para televisión, con el relato del documental de creación,
donde un sujeto se hace partícipe y responsable de la enunciación, la obje-
tividad y la subjetividad encuentran un campo de intercambio, ya no son
términos opuestos.16
Para Downey, la mirada documental contemporánea, que se
basa esencialmente en un juego de alusiones a través de un dis-
curso personal y subjetivo sobre una realidad existente, crea un
nuevo espacio híbrido entre lo subjetivo y lo objetivo.
El estilo de trabajo en el documental y el cine en general adqui-
rió así un rasgo significante donde la opción personal sobre la
modalidad de representación conformaba una visión del mundo.
La estética se constituía así en una propuesta política.
W. Benjamin había escrito al respecto en los años de gran con-
frontación previos a la Segunda Guerra Mundial en Alemania. En
su análisis sobre el papel del arte y la política en la dura confron-
tación entre derecha e izquierda política sostenía que: La política se
convierte en manos de la derecha en propuesta estética (estetización del arte),
mientras que para la izquierda el arte se politiza.17
El movimiento contestatario y renovador de “los nuevos cines”
(el francés, el brasileño, el checo y otros muchos) de los os sesen-
ta hicieron de esta cuestión de estilo y espacio de representacn
una bandera de lucha contra el cine de la industria, especialmente
contra el cine hegemónico producido en Hollywood.
En paralelo a estas respuestas de las nuevas olas cinematográfi-
cas frente a la crisis de representación de los modelos dominan-
tes, surge también en estos años en el campo de las artes plásticas,
16. El arte del vídeo, TVE, 1989. DVD.
17. W. Benjamin, El autor como productor. Barcelona: Itaca, 2004.