271
conclusionEs
de un mundo virtual abierto donde el sujeto se acompaña de
atmósferas creadas por luces y sonidos en un nuevo modelado
de la percepción.
Pero esta nueva ritualización que propone la recepción de
imagen y sonido en espacios abiertos, en espacios no acotados
para este tipo de recepción somnolienta, conlleva nuevas carac-
terísticas.
La capacidad de interiorización con que la tecnología inunda
los sentidos puede también ser una droga peligrosa: peatones
atropellados, conductores distraídos, gente que deambula por
las ciudades creándose un campo perceptivo de placenta (y
de placer), restringido a los sonidos de su música en el MP4 y
masajeando continuamente su iPod, el móvil o cualquier otra
interfaz táctil de comunicación que le sitúe más allá de sus sen-
tidos primarios.
El espacio del deseo articulado por el capital como un
espacio del consumo se extiende a toda la actividad diaria de
manera que los tabúes y elementos reprimidos que antes apare-
cían exclusivamente en la sala oscura provocando el delirio del
deseo, del miedo y del placer, y que aún permanecían así en la
intimidad vergonzosa y cómplice de la sala oscura, se expresan
ahora a la luz del cubo blanco del museo y centro de cultura,
en las imágenes de la pedofilia de las tiendas de cosmética, en
el parque temático en que se convierte el espacio público de las
ciudades turísticas.
La pantalla como un espacio simbólico del deseo que se trasla-
da del espacio oscuro al espacio abierto y transitado. Un cambio
que saca al sujeto de su butaca en un estado de duermevela y lo
introduce en la acción/interacción de este ámbito post-media.
En este salto de la pantalla al espacio se configura otro orden
de relaciones y dinámicas entre obra y sujeto, entre tránsito y
acción.
Una de las primeras exposiciones de masas con un apoyo
majestuoso en el audiovisual y una utilización portentosa de la