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conclusionEs
exige visionados que exceden nuestra posibilidad de agotarlos, no
tan siquiera en una visita, sino en varias semanas.
La X feria de arte contemporáneo, la Documenta de Kassel
del año 1997, se estructuraba sobre todo en material audiovisual
documental, o rodado concnicas documentales, que hacía hinca-
pié en rmulas informativas, lo que casi siempre implica imagen,
texto y voz. Se daba comienzo, así, a aquello que hoy día se inter-
preta como la audiovisualizacn del arte, donde las tecnoloas de
reproducción técnica ocupan el lugar de las artes tradicionales.
¿Podemos pasear por espacios expositivos de esta índole? ¿Es
posible digerir toda esa información? ¿Es la galería o el museo el
sitio indicado para exponer material audiovisual?
Estas preguntas, que surgen del reto propiciado por la incor-
poración del audiovisual a los museos y la incorporación de la
tradición cinematográfica a la esfera del arte, tardarán un tiempo
aún en poder ser asimiladas por la institución, creadores, mer-
cado y público, de manera de encontrar un equilibrio adecuado.
4. El espacio simbólico de la pantalla en la sala oscura
La disolución del espacio de la sala oscura del cine en otros
variados espacios de intercambio audiovisual conlleva una serie
de implicaciones que intentamos plasmar y que podemos reseñar
de la siguiente manera:
Crea un nuevo orden de contemplación-acción y otras
formas de ritualización frente al hecho mismo de la comu-
nicación.
Traza nuevos perfiles económicos y otra gestualización
comprensiva en el espectador-usuario.
La imagen electrónica se traslada de la pantalla bidimensio-
nal de la sala del cine hacia el cubo blanco de la galería, hacia el