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El documEntal Expandido: pantalla y Espacio UOC PRESS
sado, que se nos quita como parte de un programa de exterminio,
de esclavización o de enajenación.
Frente a un poder tan amplio y destructivo, y a la incapacidad
de generar una nueva imagen de revolución, tal vez solo nos
quede el leitmotiv de “la revolución permanente”, y en ese sentido,
desarrollar lo bello en la fragilidad.
2.- El monumento como memoria. La imagen como relato de la
Historia
Si el monumento atina a la fijación de la historia, la imagen
archivo, la imagen como fuente del relato de la historia, traiciona
continuamente su supuesto “valor” como verificador de hechos
pasados.
En primer lugar, a diferencia del objeto-monumento, la ima-
gen ocupa un lugar virtual y sus dianas apuntan directamente al
cuerpo, a la conformación de la memoria, sistema endeble donde
los haya.
“El objeto-materia ha sido creado para durar, para permanecer
como presencia y memoria. Una obra concebida como la “per-
manencia de lo eterno””.
Curiosamente esta definición de “obra” entronca con una
definición clave del “poder”: la permanencia eterna. Hitler preci-
samente prometía un nuevo imperio de 1.000 años.
Y si bien, por un lado, la monumentalidad del régimen nazi,
de su arquitectura y puesta en escena matérica fue colosal, la
importancia que otorgaron a la imagen-archivo ha sido un legado
importante para la “permanencia eterna del poder”.
Esta paradoja en la función y utilización de la imagen como
verificador del tiempo histórico, y como portavoz del poder, aún
juega en nuestra cotidianeidad con similar ambivalencia.
Los diferentes contextos en que puede ser usada una imagen
y los diversos anclajes a que puede ser sometida: la locución, la
música; el antes y el después (edición), el encuadre permite una
reactualización del valor y uso de cualquier imagen.