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nuEvas EstratEgias Expositivas documEntalEs. Estudio dE casos
mecanismo de la persistencia de la visión y que se complementa
con los mecanismos psicológicos de la reconstrucción dinámica
y narrativa. Sumados a estos elementos biológicos y psicológicos
también cabe considerar los propios de la comprensión narrati-
va y de los códigos comunes que tanto autor como espectador
deben intercambiar y compartir.
De ahí que cuando utilizamos el concepto y la práctica de
la interactividad no establecemos un criterio exclusivo de las
tecnologías cibernéticas, sino que la opción y tratamiento de la
interactividad, o participación del “lector” atraviesa distintas épo-
cas y estilos. Se encuentra vinculado a la crítica y la producción
literaria estructuralista, como el Nouveau Roman, por citar unas
propuestas paradigmáticas en el mundo de la escritura.
La interactividad planea también por sobre el movimiento de
vanguardia artística Fluxus –donde la participación y desvane-
cimiento de la diferencia entre público y artista era vital– hasta
llegar a asentarse con los juegos informáticos de simulación de
nuestros días.
Podemos, sin embargo, unificar y sintetizar estas diversas
propuestas y prácticas de la interactividad, ubicando este concep-
to de interactividad, no como algo categórico o definitivo, sino
estableciendo distintos “grados de interactividad” que se infieren
de cada forma y propuesta comunicativa.144
El caso de la instalación interactiva asume un importante rol
en la historia de los procesos de interactividad ya que incorpora
una tecnología sofisticada para hacerla posible, a la vez que la
instalación adquiere un sentido lúdico, participativo y didáctico
que muchas veces las obras tradicionales expuestas en museos y
galerías no tienen.
De todas formas, el concepto de interactividad que aquí apli-
caremos es el que subyace en la propia “modalidad interactiva”
144. “Televisión en la era digital: homogeneización versus diversidad”. Emili Prado, Revista Telos,
2008.