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dispositivo y comunicación
4. La instalación audiovisual: materia, tiempo
y espacio
4.1. La imagen tiempo
La proyección de la imagen en movimiento provoca en el
espectador una especial fascinación por su capacidad de reflejar el
flujo del tiempo, por los movimientos hipnóticos de la luz.
Los cambios que se suceden entre un gesto y otro del cuerpo,
la sucesión de cambios permanentes entre luz y sombra fascina-
ron tanto a los primeros espectadores que asistían a las ferias que
mostraban el invento de la cinematografía a finales del siglo xix
como al espectador contemporáneo.
Esta plasmación del devenir temporal que se sucede en la con-
tinuidad cinemática y que encuentra su expresión discursiva en la
propia capacidad narrativa del audiovisual fue incorporando con
el paso de los años también al espacio.
El enriquecimiento de nuestra noción de espacio otorgada por
la imagen en movimiento se vincula sin duda en su formalización
básica con la perspectiva renacentista. Pero a esta formulación
del espacio en perspectiva que para Leonardo era una explicación
“científica del funcionamiento del ojo” se han ido sumando nue-
vas formas de tratamiento, nuevos modelos de representación.
La inclusión del espacio cinematográfico en el sentido y forma
de la construcción del relato ha tenido suma importancia en el
desarrollo de un lenguaje audiovisual capaz de ser vehículo de
una narrativa.
A lo largo de la historia del cine diversas películas fueron
creando y proponiendo nuevas dimensiones en la utilización del
espacio acorde con sus necesidades narrativas.
El Ciudadano Kane (1942) de Orson Wells marcó una clara
ruptura con el cine anterior en la utilización del espacio fílmico
y situó así las coordenadas para una nueva forma de hacer cine.
En esta película, que para muchos críticos de cine constituye una