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funciona de verdad en un sentido dramático: entra en
las entrañas de la película y crea un magnetismo des-
lumbrante para el espectador, no sólo por la plastici-
dad de la imagen o la magnificencia de un lugar, sino
por las aventuras que hemos vivido.
Ahora la gente se ha acostumbrado a viajar, pero
aún somos muchos los que hemos conocido el desi-
erto gracias a Lawrence de Arabia (1962), de David Le-
an, o tantos otros lugares que nos han hecho soñar,
como el universo de La guerra de las galaxias (Star Wars,
1977), de George Lucas. Pero insistimos, lo más im-
portante es que los espacios se vinculen con la histo-
ria que propone la película de una forma dramática,
y al mismo tiempo, que sean verosímiles, aunque se
trate de mundos futuros o imaginarios.
Aunque las películas están llenas de lugares que
conocemos, como ciudades o paisajes exteriores, lo
más normal es rodar dentro de platós o estudios. Tra-
dicionalmente, la industria ha preferido reproducir los
espacios de la realidad en vez de ir buscarlos. El moti-
vo es que de esta manera se reducen mucho los gastos
y se tiene más control de la producción. Si el equipo
técnico y artístico trabaja una jornada de ocho o más
horas en un estudio, no se pierde el tiempo en des-
plazamientos. Especialmente, en cuanto al control, el
estudio asegura espacios amplios donde la cámara es
libre para encuadrar desde un plano general hasta un
primer plano.