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en la que el brazo ya está abajo, sino otra en la cual,
por ejemplo, se rasca la cabeza. Los dos movimientos
no ligan y por tanto hay un salto. Este recurso rompe
la continuidad y, en principio, parece que es sólo un
recurso estético o de vanguardia para diferenciarse del
resto, pero resulta que el jump cut da mucho dinamis-
mo a las acciones. Posiblemente, Godard ha acabado
por demostrar que no hay que ser tan meticuloso con
la continuidad cinematográfica.
No podemos ir más allá en el comentario en tor-
no al tiempo cinematográfico y el arte del montaje,
pero quien quiera conocer de verdad la esencia del
lenguaje cinematográfico tiene que profundizar en es-
te campo. Recomendamos su práctica con las facili-
dades que da hoy en día la tecnología y los ordenado-
res, que permiten hacer pequeños montajes en casa,
a partir de fotografías o imágenes digitales, con sen-
cillos programas de edición. La conclusión de todo lo
que hemos dicho hasta ahora es que el montaje es la
verdadera gramática del cine.