ción de estos objetivos, es recomendable trabajar de forma progresi-
va y construir en primer lugar uno o varios modelos simplificados
que capturen las partes más esenciales del sistema de interés.
Verificación y validación
Bien al contrario que en los procesos judiciales en los que se pre-
supone inocentes a los encausados hasta que no se demuestre su
culpabilidad, en el campo de la simulación la experiencia recomien-
da suponer que todo modelo es incorrecto excepto que se demuestre
lo contrario. Los esfuerzos en dotar a los actuales simuladores de po-
tentes herramientas para facilitar su uso, curiosamente han contri-
buido a uno de los principales peligros de la simulación: «olvidarse
del mundo real y aceptar sin reparos los resultados del modelo». Para
tener una garantía razonable de que el modelo de simulación repre-
senta la realidad, y como consecuencia, tomar decisiones estratégicas
u operacionales basándose en los resultados, es absolutamente ne-
cesario verificar y validar antes el modelo de simulación.
La verificación consiste en comprobar que el modelo se ejecu-
ta correctamente y según las especificaciones (según el modelo
conceptual). La validación consiste en comprobar que las teorías,
hipótesis de trabajo, así como suposiciones son correctas. Algunos
autores consideran que un modelo es válido si responde correcta-
mente a las preguntas que nos queremos formular sobre el sistema
real, o lo que es lo mismo, es válido si nos es útil. Si el proceso to-
davía no existe, trataremos de validar una parte del mismo me-
diante el estudio de componentes conocidos, y será necesario con-
trastar los resultados con expertos del proceso de interés para
comprobar si el modelo se comporta tal como ellos esperan.
Los costes asociados a haber realizado una verificación y vali-
dación inadecuada pueden ser incalculables. Pueden conducir a
tomar decisiones perjudiciales, retrasar proyectos y a asumir ries-
gos o gastos innecesarios.
¿QUÉ ES UN PROYECTO DE SIMULACIÓN? 21